4 de agosto de 2016 (IBt)
Patricia López
En los venenos de arañas, víboras y alacranes podría esconderse el secreto para un anticonceptivo masculino. Investigadores del Instituto de Fisiología Celular (IFC) y del Instituto de Biotecnología (IBt) han probado ya 340 toxinas entre más de 950 aisladas de diversos animales ponzoñosos por Lourival Possani y Alejandro Alagón, ambos de la última instancia académica. Cinco de éstas muestran efectos inhibitorios claros sobre la respuesta de espermatozoides humanos a la progesterona.
El proyecto, liderado por Alberto Darszon del IBt, inició en 2013 gracias a un donativo de la Secretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación del gobierno de la Ciudad de México (Seciti), que encabeza René Drucker, investigador emérito de la UNAM.
La iniciativa “es atractiva porque nos da la oportunidad de descubrir una sustancia que funcione como anticonceptivo masculino, que sería reversible, pues al dejar de tomar la dosis el hombre volvería a tener espermatozoides capaces de fecundar al óvulo. Nuestro país tiene historia de haber participado en el desarrollo de anticonceptivos femeninos. Para continuar con esa tradición, la Seciti decidió apoyar esta interesante posibilidad”, señaló Drucker, también investigador del IFC.
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