19 de abril de 2016 (IER)
Por Manuel Martínez Fernández
PEMEX es sin duda la empresa más importante en México, tanto pública como privada, por su volumen de ventas, número de trabajadores y aportaciones económicas al Estado Mexicano. Con la Reforma Energética del 2013, cambió su régimen administrativo de Organismo Descentralizado a Empresa Productiva del Estado (EPE). Sin embargo, es operada desde la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), tiene números rojos en sus finanzas, transfiere gran parte de su ingreso al gobierno, cuenta con pasivos laborales que no podrá solventar y disminuyen su producción e ingresos. ¿Podrá ser productiva?
En las leyes federales se establece que las Empresas Productivas del Estado son entes de propiedad exclusiva del Gobierno Federal, dotadas de un marco jurídico propio, acorde con sus fines de carácter productivo, promoviendo su manejo ágil, eficiente y transparente. Algunas de sus características son las siguientes: Objetivo comercial e industrial; Generación de valor económico; Operación, evaluación y vigilancia atendiendo a sus objetivos económicos; Autonomía de gestión del Consejo de Administración; Autonomía financiera, presupuestal, de contratación y administrativa; y Régimen especial en materia de i) Empresas Productivas Subsidiarias y filiales; ii) Remuneraciones; iii) adquisiciones, arrendamientos, obras y servicios; iv) Bienes; v) Responsabilidades; vi) Dividendo Estatal; vii) Presupuesto, y viii) Deuda.
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