22 de febrero de 2017 (IBt)
Uno de los consorcios de investigación más productivos del Instituto de Biotecnología, es el que trabaja con venenos de animales ponzoñosos, siendo los alacranes los más estudiados en el Instituto. Los investigadores Gerardo Corzo y Lourival Possani, dos de los 4 líderes académicos de este consorcio, en este 2016 lograron obtener 3 de las 6 patentes otorgadas a la UNAM, con invenciones del Instituto.
Los venenos de alacranes suelen tener una connotación negativa, ya que un amplio número de personas son envenenadas tras ser picados por alacranes. En este caso, la patente mexicana No. 339085, obtenida por Lourival Possani (Investigador Emérito del IBt y dos veces Premio Nacional de Ciencias, en 1996 en la categoría científica y en 2016 en la categoría tecnológica) junto con el Técnico Académico Timoteo Olamendi y la postdoctorante Blanca Inés García, se enfocó en el uso de péptidos recombinantes (cadenas cortas de aminoácidos, producidas en bacterias modificadas genéticamente) de la toxina Pg8 (la principal toxina del alacrán Parabuthus granulatus, originario de Sudáfrica), para generar, en animales (típicamente caballos), anticuerpos en contra de dicha toxina y que, una vez procesados, resultan ser eficaces antivenenos para tratar el envenenamiento por el piquete de tales arácnidos. En su patente, los inventores describen el trabajo desde la secuenciación de la toxina nativa (aislada del veneno del alacrán), la clonación del gen correspondiente que codifica para dicha toxina, su transformación en la bacteria Escherichia coli y su producción en forma recombinante por fermentación sumergida usando dicha bacteria. Asimismo, divulgan cómo la toxina así producida es purificada e inoculada en mamíferos (ratones a título ilustrativo) que a su vez producen anticuerpos neutralizantes de dicha proteína, para lo que se purifican tales anticuerpos a partir de la sangre de los ratones. Estos mismos resultados se pueden extrapolar a caballos en lugar de ratones, con lo que se estaría en posibilidad de producir el antiveneno en escala comercial. Esta patente ha sido transferida para su explotación comercial a una empresa mexicana. Con esta transferencia, se pone a disposición de la sociedad, sudafricana en este caso, una solución a su problema de alacranismo.
Otra connotación de los venenos de alacranes y de otros animales ponzoñosos, es que, entre sus componentes, suele haber sustancias con una potencial utilidad médica. En este sentido, el veneno del alacrán mexicano Centruroides suffussus suffussus posee un péptido que resultó tener actividad antibiótica, eficaz contra cepas microbianas resistentes a múltiples drogas, tales como las bacterias Enterococcus faecalis, Bacillus subtilis, Staphylococcus aureus, Staphylococcus epidermis, Pseudomonas aeruginosa y Escherichia coli y el hongo Candida albicans, agentes patógenos causantes de infecciones del tracto digestivo, tracto respiratorio y/o de la piel. Similarmente, en su patente mexicana No. 343126, Gerardo Corzo junto con Lourival Possani, apoyados por los entonces estudiantes Francia García y Elba Villegas, muestran el trabajo desde la secuenciación de la toxina nativa (aislada y purificada del veneno del alacrán) hasta la síntesis química. Asímismo, divulgan las evidencias de su actividad antibiótica in vitro contra cepas de las bacterias resistentes ya mencionadas. Esta patente está siendo transferida a una empresa mexicana para su explotación comercial en aplicaciones tópicas para tratar infecciones dérmicas, así como padecimientos tales como el pie diabético.
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