15 de junio de 2016 (IER)
Por Jesús Antonio Del Río
Por supuesto que el tránsito a lo largo de la autopista fue más lento. Hice unos cinco minutos más de lo normal; pero el gusto de ver a personas realizando el esfuerzo de pedalear para alcanzar una meta, con el firme objetivo de demostrar que es posible la movilidad sin motores es muy reconfortante y vale la pena ir más lento. Había diferentes medidas de seguridad y la mayoría de los conductores, tanto de coches como de autobuses, respetaban a los ciclistas y reducían la velocidad. Aunque debo decir que algunos conductores de automóviles de lujo realizaban maniobras que mostraban agresividad hacia los ciclistas. Este tipo de actitudes reafirma lo encontrado hace algunos años sobre el comportamiento ético de los ricos, que indica que son más proclives a menospreciar los derechos de otras personas y no prefieren proteger al más vulnerable. En este caso es obvio que ante una colisión los ciclistas son los más vulnerables. Por esta razón, en anteriores textos he comentado que sería adecuado construir junto a la carretera u autopista un carril exclusivo para personas movilizándose en bicicleta, es más podría haber carriles confinados en muchas ciudades.
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