La cooperación en poblaciones puede conducir al esplendor

Por Jueves 28 de julio, 2016.

cooperacion

En estos días donde las noticias en el mundo se refieren a atentados contra la vida de personas que, como cualquiera de nosotros, camina por las ciudades, se mueve en transporte público, asiste a una festividad, sea religiosa o civil o gobiernan un municipio quiero abundar sobre un punto que debemos entender y que descuidamos.

27 de julio (IER)

Por Jesús Antonio Del Rio Portilla

Compartimos un planeta, territorio, ciudad, colonia o condominio y en muchas ocasiones manifestamos un poderoso actuar egoísta que atenta contra el bienestar colectivo, de todos.

La semana pasada escribí sobre la problemática de compartir y que debemos aprender a hacerlo, recibí dos comentarios sobre ese texto de dos colegas científicos. Los dos me hicieron notar que había escogido como ejemplo algo banal y que el comportamiento egoísta tenía mucho más manifestaciones. Aquí me permito transcribir algunas frases de Agustín López Munguía: “Tienes toda la razón. Sin embargo me parece que en nuestro cotidiano hay una infinidad de acciones mucho más graves y más egoístas que las que señalas. Nuestra simple incapacidad de aceptar las reglas de tránsito para no ir más lejos. Nuestra incapacidad para implementar el famoso “uno y uno”, los embotellamientos por bloqueo de los cruceros, el no detenerse en la luz roja, o seguir circulando “aprovechando” que los autos siguen pasando … todo deriva de lo mismo que señalas: mi tiempo es más valioso que el tuyo. Te recomiendo el artículo de Jorge Volpi de hoy (sábado 23 de julio 2016) en Reforma, sobre Empatías. Inicia con una anécdota que va mucho más allá de considerar el tiempo del otro tan valioso como el de uno mismo, y es considerar al otro tan valioso como tú mismo”.  Mientras que una científica que se transporta todos los días en la Ciudad de México en bicicleta, Natalia Mantilla, comentó: “Entiendo que la situación de la que hablas, dentro de un estacionamiento, le da «sentido social» al estacionarse en doble fila y me parece una observación relevante e interesante. En lo cotidiano me topo con todo tipo de coches mal estacionados (en lugar prohibido, o en segunda y tercera fila) y me impresiona un tanto la falta de autocrítica o de responsabilidad implícita en ello, además de que en este caso sólo hayagandalle y no un compartir. Creo que tu reflexión y la de Volpi, que cita Agustín, son necesarias en este tiempo, y me sigo preguntando de qué manera podremos avanzar hacia una convivencia más consciente, amable, sana y solidaria”.

Para seguir leyendo:

La Unión de Morelos