En el ambiente existen contaminantes llamados emergentes; provienen de diferentes productos y cuando comenzaron a usarse nadie imaginó que se convertirían en un problema de contaminación. Es el caso de cientos de compuestos presentes en medicamentos o productos de uso personal, como champú, jabón o pasta de dientes.
Su acumulación en el ambiente, descubierta hace 10 o 15 años, no alcanza todavía concentraciones que resulten en una toxicidad hacia los organismos, ni tampoco causa la muerte, pero sí tiene efectos a largo plazo; un ejemplo es el de las hormonas, explicó Marcela Ayala, investigadora del Instituto de Biotecnología (IBt) de la UNAM.
Las mujeres producen estrógenos durante su vida reproductiva, pero estos compuestos también se encuentran en ciertos medicamentos, como los que se utilizan en tratamientos de reemplazo hormonal o por infertilidad. En cuerpos de agua como lagos, ríos y mantos freáticos se ha detectado su presencia en concentraciones muy bajas, del orden de nanogramos por litro.
El problema es que aún en estas bajas concentraciones producen efectos adversos sobre los organismos; por ejemplo, pueden resultar en la feminización de peces, e incluso producir impacto transgeneracional. “Esos efectos se presentan a largo plazo”, reiteró.
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