Una reunión de participación ciudadana es el estímulo que lleva al límite a seis individuos. Forzados a asistir a ese encuentro para no pagar una multa por incumplir con la obligación cívica de ser funcionarios de casilla en las pasadas elecciones, y de este modo convivir con extraños con quienes tendrán que interactuar, son dominados por un estado de ansiedad y preocupación intenso. Para liberarse, se hacen pasar por pacientes con Síndrome de Tourette, lo que ocasiona que externen los pensamientos y acciones más primitivos que habitan en su interior, la parte oscura de su ser.
De acuerdo con el neurólogo británico Oliver Sacks, “cualquier enfermedad introduce una duplicidad en la vida: unello, con sus propias necesidades, exigencias y limitaciones. Con el Síndrome, el ello toma la forma de la compulsión explícita, más aún la forma de una multitud de impulsos y compulsiones: uno es impelido a hacer una cosa u otra, contra su propia voluntad, o por deferencia a la voluntad ajena del ello”.
Este análisis clínico incluido en el libro Un antropólogo en Marte, de Oliver Sacks, es el leit motiv que la compañía teatral Todas las Fiestas de Mañana, el escritor David Gaitán y el director Alonso Ruizpalacios toman como referencia para la obra Reincidentes, que se presenta en el Foro Sor Juana Inés de la Cruz hasta el 5 de julio. Se trata de un teatro íntimo y lúdico que versa sobre el autocontrol del individuo, la represión de las emociones, el papel social de las personas ante los distintos círculos sociales y su margen de acción y liberación.
Sacks relata en el texto el caso extraordinario de su colega Carl Bennett, un cirujano que padece el Síndrome de Tourette, alteración neurobiológica que pone a prueba los límites físicos y sociales del paciente, quien desarrolla tics, además de presentar perturbaciones como la ecolalia y la coprolalia. De forma sorprendente, Bennett era uno de los cirujanos más reconocidos de Branford, en la Columbia Británica.